Las fotos impresas no tienen el mismo aspecto de lo que ves en pantalla por diversas razones:

1. Modos de color: Las pantallas emplean RGB (rojo, verde y azul), mientras que las impresoras usan CMYK (cian, magenta, amarillo y negro), lo que puede provocar que haya ligeras diferencias de color. 

2. Brillo de la pantalla: Las pantallas están retroiluminadas, lo que hace que tus fotos aparezcan más brillantes y dinámicas de lo que parecen en papel. 

3. Resolución: Las fotos que en una pantalla aparecen nítidas pueden salir borrosas al imprimirlas si no tienen una resolución lo suficientemente alta. 

4. Tipo de papel: El papel mate o semibrillante también puede modificar la forma en la que los colores y el contrasten aparecen plasmados en las impresiones.